Esta vez toca contaros algo curioso sobre una gema, La Malaquita.

   Con su intenso color verde bandeado su nombre deriva del griego: Malache, que significa Malva debido a la similitud del color de las hojas de esta planta o Malakos, blando.

   Ya hace 100.000 años que el Homo sapiens utilizaba pigmentos con colores ocres, amarillos ,marrón y tonos de rojo, obtenidos por la molienda de huesos, conchas, carbón, materiales que tenían a su alcance, siendo la mayor parte de sus pinturas rupestres monocromáticas. Mucho tiempo paso para conseguir los pigmentos a base de minerales, principalmente de hierro y magnesio y dominar los aglutinantes utilizados para adherir el color utilizando, grasa de animales, agua, sangre, jugos vegetales e incluso orina. Esto sucedía entre 40.000-25.000 a.C.

En el Antiguo Egipto 4.000 a.C. ya se extraía Malaquita procedente de una zona situada entre el Monte Sinaí y el Suez. Dicho material era fácil de moler y convertir en polvo. Los egipcios utilizaban este polvo como pigmento y colorante. Decoraban sus tumbas con jeroglíficos e imágenes coloreadas, para ellos el color era una parte de su ser. Este color verde era asociado a la salud y vitalidad.

También fue una parte muy importante el el maquillaje, algo imprescindible para ellos, no solo con fines estéticos si no principalmente religiosos y medicinales. Se maquillaban tanto las mujeres como hombres y niños. Desde el 4.000 a.C. hasta la IV  Dinastía utilizaban uahyo, obtenido pulverizando la malaquita, ¡¡ esto era tendencia!! Realizaban una línea verde en el parpado inferior de los ojos. Solían enterrar a sus difuntos con sus paletas de maquillaje representadas en pinturas. Las paletas eran de pizarra donde mezclaban el polvo de mineral con cera de abejas, grasa animal o resina.

A Osiris dios egipcio, símbolo de la vida y resurrección, se le pintaba con la cara verde y el Más Alla era llamado El Campo de Malaquita. Durante la XXVI Dinastía se pintaba en el ataúd la representación del difunto con la cara verde asociándolo a Osiris.